“Una experiencia inolvidable...”

Cuando el taxi te acerca a la plaza y te ves en medio del Marrakech más auténtico, piensas que nada bueno o de calidad puede haber allí pero te equivocas, en este caso las apariencias engañan y aunque el riad esté en una callejuela estrecha a la que normalmente no te acercarías, en cuando las señor… Más

Cuando el taxi te acerca a la plaza y te ves en medio del Marrakech más auténtico, piensas que nada bueno o de calidad puede haber allí pero te equivocas, en este caso las apariencias engañan y aunque el riad esté en una callejuela estrecha a la que normalmente no te acercarías, en cuando las señoras abren la puerta y entras te quedas maravillado. Tiene un patio interior precioso, muy limpio y bien cuidado, son sumamente amables y lo primero que hacen es ofrecerte té y conversar contigo, son encantadoras. Todo el riad es un remanso de paz y está impecablemente limpio y cuidado, me encantó. No te sientes en un hotel, estas en tu casa, te sirven el desayuno a la hora que tu pides, son muy muy amables, te dicen que puedes comer y que no, te dan consejos para moverte por la ciudad y siempre estan aunque son muy discretas. Después de todo un día descubriendo Marrakech o haciendo una excursión al desierto en camello se agradece llegar a ese riad en que parece que te espera tu madre y te sientes como en casa..... Si alguna vez vuelvo a Marrakech, repetiré...

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“Un bonito patio interior, silencioso y una amable dueña, poco más.”

Desde la llegada a este Riad todo sorpresas, algunas buenas, la llegada una odisea, se encuentra en el corazón de la medina, entre laberintos de caóticas callejuelas sin nombre donde ni los propios saben guiarte, el transfer te deja cerca del sitio y un paisano te coge las maletas en un carro manua… Más

Desde la llegada a este Riad todo sorpresas, algunas buenas, la llegada una odisea, se encuentra en el corazón de la medina, entre laberintos de caóticas callejuelas sin nombre donde ni los propios saben guiarte, el transfer te deja cerca del sitio y un paisano te coge las maletas en un carro manual y te lleva a toda pastilla hasta el destino, donde ya empiezan a sacarte la mano para pedirte pasta, ahí tuve el primer enganche, menos mal que la dueña salió y no se que le dijo pero al final después de una pequeña discusión se marchó, la entrada por un callejón bastante deficiente, al llegar rellenamos las fichas con nuestros datos y pagamos " la Tasa" todo esto a la luz de un teléfono, establecimiento falto de mantenimiento, las habitaciones muy pequeñas, sin televisión y con señal wifi que las veces que llegaba tampoco te permitía hacer uso de internet, mobiliario de hierrro y cristal oxidados en habitación y baño, no hay armarios ni una silla o taburete donde sentarte, la cama está separada de la pared como mucho a un palmo lo que dificulta el acceso a ella, poquísima luz, cuesta trabajo hasta leer un papel, las sabanas no fueron cambiadas en la semana que estuvimos, polvo con solera en algunas zonas, la puerta de mi habitación no tenia cerradura, consistía en una aldaba por dentro y otra por fuera con candado, el calentador eléctrico sonaba como una cafetera, el primer día el desayuno no estuvo mal... el resto café, leche, cacao, un zumo (todos los días de lo mismo) y unos cachos de pan (tiernos solo el primer día) con mermelada y mantequilla, no tienen planos-mapas, te dibujan en un papel un par de callejones sin nombre y con eso debes guiarte, la primera noche nos perdimos hasta las dos de la mañana intentando regresar al local, no quedaba nadie por las callejuelas, tuve que preguntar a un policía y ni siquiera el sabia donde estaba el Riad, pasamos un poquito de apuro, la plaza de Yamaa Fna está a un buen estresante paseo gracias a los montones de motos, carros, burros, personas que tienes que ir esquivando, una locura, puestos de comida local donde las parrillas tienen grasa requemada desde hace años que emiten mucho humo que junto al de las motos y demás olores de excrementos y orines de animales produce una atmósfera poco recomendable que al principio te sorprende pero al día siguiente ya cansa. Lo mejor del Riad, el silencio, solo interrumpido por los rezos de una mezquita que hay en la esquina que todos los dias a las cinco o seis de la mañana gritaba versos del Corán por los altavoces como si no hubiera un mañana, el patio interior si no te fijas mucho en los detalles, la terraza, y la que supongo que es la propietaria, Emsa o Emza con la que si no sabes algo de ingles o francés será complicado entenderte, es muy amable y sonriente pero no pidas mucho porque lo que hay es lo que hay y nada más, ni tan siquiera los vuelos de vuelta nos pudo imprimir cuando a la agencia de viajes le dijo que sin problema, tuvimos que buscarnos la vida por la medina, aquí todos te dicen si, si, si o por allí, cuando es no, no , no y no es por allí... luego en la plaza Yamaa Fna y su zoco somos como huchas a las que hay que vaciar, tienen todos un morro y una constancia impresionantes y es una lucha constante con pedigüeños, vendedores, guías legales e ilegales y todo tipo de espabilaos y espabiladas que quieren sacarte dinero de cualquier manera... Realmente la medina tiene su encanto, pero si alguna vez vuelvo a Marrakech me alojaré en la zona nueva y visitaré la medina cuando me apetezca, porque he acabado un poco cansado de tanto estrés, caos y miseria. No recomendaría este local si vas con niños o en plan familiar, mis agradecimientos a Emza por haber sido tan amable e intentar entendernos.

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“Acogedor y tranquilo”

El riad estuvo bien. Lo unico que esta muy metido por las calles,pero limpio. lo unico hay que traerte todo:( gel,champu,etc). No hay tele, internet,radio, etc, pero tranquilo. a 10-15 minutos de la Plaza Jemaa el Fna. La encargada muy buena gente.